Esta primera lección explora la intención original de Dios para que la humanidad habite en una relación íntima con Él. La Montaña del Edén fue un lugar de presencia divina y relación. En el Edén, Adán y Eva caminaban con Dios. Ellos reflejaban perfectamente su identidad como portadores de la imagen de Dios, diseñados para la comunión y el dominio sobre la creación. Su caída introdujo la separación y la distorsión de esta identidad. Sin embargo, a través de Cristo, la verdadera imagen de Dios, somos invitados de nuevo a esta relación. Jesús restaura nuestra identidad al invitarnos a habitar nuevamente en la presencia de Dios, a caminar en la plenitud de Su gracia y verdad, y a reclamar nuestro propósito como hijos de Dios destinados a vivir en armonía con Él.
Esta lección tiene como objetivo equiparte para:
Mientras te preparas para avanzar en esta lección, te animamos a leer el Capítulo 1, “Identidad,” en el libro de Paul Bergin, El Camino de la Presencia: Un Discipulado para Habitar con Jesús (Slingshot, 2024).